miércoles, 27 de junio de 2012

Quiero la más eficiente.

Esta frase que recita el comprador cuando compra un electrodoméstico es lo que apartir de Enero de 2013 deben de decir aquellos que van a comprar o alquilar una vivienda, ya que ese día entra en vigor el Real Decreto de Certificación Energética de Edificios Existentes y que ahora mismo es un borrador.
Y es que a partir de ese momento, tanto las viviendas nuevas, que ya poseían certificado desde el 31 de octubre de 2007, como aquellas existentes que se quieran vender o alquilar, tendrán que contar con su respectivo certificado que acredite su nivel de Eficiencia Energética.



Aunque es verdad que el precio es considerablemente inferior entre una vivienda de clase G, la peor (solo posible en viviendas anteriores al CTE ya que su cumplimiento garantiza una clase, al menos, E) y una con clasificación A, la mejor (aún muy difícil de encontrar, pero que tendrá que ser de ámbito común a partir de 2021), los ahorros, mes a mes, serán muy considerables, llegando a rondar en torno a un 86% menos de energía comparando estas dos clases.
 
 
Por lo tanto, el ahorro en las facturas mensuales se puede amortizar en el pago de la hipoteca en una relación 1/4. Es decir, que por cada euro de más en el precio de la hipoteca de la vivienda de mejor clase de eficiencia se obtienen cuatro euros de ahorro en las facturas de energía y agua, sin duda algo que es para plantearse el adquirir la clase más alta posible.
 
 
No solo se trata del ahorro que obtendremos al optar por la vivienda más eficiente, sino que también aportaremos nuestro granito de arena a la reducción de producción de CO2, ya que reduciremos en consumo energético de nuestra vivienda y si se opta por el uso en la vivienda de energías renovables, estaremos produciendo energía mucho más limpia, reduciendo así también la innecesaría importación de combustibles fósiles.El nivel de vida que se adquiere aumenta, ya que viviremos en unas condiciones optimas de confort, evitando muchas enfermedades derivadas de un edificio enfermo.
 
 
 
 
Desde todos los puntos de vista sale más rentable invertir en una vivienda eficiente, con un diseño inteligente en relación al clima y las condiciones del entorno: bien iluminada, aislada, sin infiltraciones y con ventilación cruzada;  con medidas de ahorro y reutilización del agua y aprovechamiento del agua de lluvia; con materiales naturales, respetuosos con el medio ambiente y la salud, mejor aún si son locales (reduciendo la producción de CO2 derivada del transporte de los mismos); aplicando medidas de ahorro energético en sistemas y equipos eficientes, alimentados mediante energías renovables; con soluciones domóticas que ayuden a optimizar su funcionamiento; y cuidando la accesibilidad.
Lo necesario a partir de ahora mismo es empezar a "domesticar" a los compradores e inquilinos y una buena manera es realizando la difusión de estas medidas por medio de los medios de comunicación cercanos al pueblo, ya sea mediante publicidad como por medio de noticias que ayuden a la gente a sensibilizarse y a pensar que la inversión inicial no solo incrementará su prestamo hipotecario o su desenvolso inicial, sino que repercutirá a la larga con cuantiosas mejoras económicas, de salud y de bien estar.
 
 
 
Esta propuesta de Real Decreto unido al Proyecto de Real Decreto de Suministro Eléctrico por Balance Neto, bajo mi punto de vista podría ayudar a la reactivación económica ya que abriría las puertas del mercado de las energías renovables al consumidor final, siendo él mismo el productor de su propia energía, influyendo directamente en la clase eficiente de su vivienda.
 
Esperemos que todo esto continue por el buen camino y se haga realidad lo que se espera de estos dos Reales Decretos.

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